¿Alguna vez te has preguntado cómo tu cuerpo regula el estrés, la digestión, el ritmo cardíaco e incluso tus emociones? Gran parte de esa orquesta interna está dirigida por un actor principal, a menudo subestimado: el nervio vago. Este nervio craneal, el más largo de nuestro cuerpo, es una autopista bidireccional que conecta el cerebro con la mayoría de nuestros órganos principales, incluyendo el corazón, los pulmones y el sistema digestivo. Es una pieza clave de nuestro sistema nervioso parasimpático, encargado de las funciones de «descanso y digestión».
Cuando el nervio vago está activo y equilibrado, experimentamos una sensación de calma, una digestión eficiente y una mejor regulación emocional. Sin embargo, en nuestro ritmo de vida actual, el nervio vago puede estar a menudo infra-estimulado, contribuyendo a la ansiedad, el estrés crónico y una variedad de dolencias.
Despertando al Nervio Vago: Propiocepción e Interocepción en el Movimiento
Aquí es donde entra en juego la magia del yoga y el movimiento somático. Estas prácticas no son solo ejercicios físicos; son poderosas herramientas para «hablar» con nuestro nervio vago y darle la atención que merece a través de dos sentidos internos cruciales: la propiocepción y la interocepción.
- Propiocepción: El Sentido de Dónde Estás en el Espacio. Imagina cerrar los ojos y aún así saber dónde están tus brazos y piernas, cómo está tu postura o qué músculo estás activando. Esa es la propiocepción en acción. Es la conciencia de la posición y el movimiento de nuestro cuerpo en el espacio, sin necesidad de la vista. En el yoga y el movimiento somático, cada ajuste sutil, cada estiramiento, cada equilibrio desafiado, afina este sentido. Al prestar atención a estas sensaciones, no solo mejoramos nuestra conciencia corporal, sino que también enviamos información vital al cerebro, que a su vez comunica con el nervio vago. Una mayor propiocepción ayuda a crear una imagen más clara y coherente de nuestro cuerpo, reduciendo la confusión que puede generar estrés.
- Interocepción: El Sentido de lo Que Está Pasando Dentro de Ti. Si la propiocepción te dice dónde estás, la interocepción te dice cómo estás por dentro. Es la capacidad de sentir y entender las señales internas de tu cuerpo: el ritmo de tu corazón, la profundidad de tu respiración, la sensación en tu estómago, la tensión en tus músculos. A menudo, estas señales pasan desapercibidas en nuestra vida diaria. Sin embargo, en una práctica consciente de yoga o movimiento somático, se nos invita a prestar atención a cada inhalación y exhalación, a la vibración interna de un «om», a la expansión del abdomen en la respiración diafragmática. Esta atención intencional a nuestras sensaciones internas es una comunicación directa con el nervio vago. Al reconocer y responder a estas señales interoceptivas, cultivamos una relación más profunda con nuestro cuerpo, lo que le permite al nervio vago regular de manera más efectiva nuestras funciones vitales y emocionales.
Yoga y Movimiento Somático: Un Camino Consciente Hacia el Equilibrio Vagal
En la práctica de yoga, posturas como la del «niño» (Balasana), las torsiones suaves, las inversiones (cuando son seguras y apropiadas), y especialmente el Pranayama (ejercicios de respiración lenta y consciente), son increíblemente efectivas para estimular el nervio vago. Al prolongar las exhalaciones, por ejemplo, activamos directamente la rama parasimpática, induciendo un estado de relajación.
El movimiento somático, con su énfasis en la atención a las sensaciones internas y el movimiento suave y consciente, complementa perfectamente esta relación. Prácticas como Feldenkrais o Hanna Somatics nos enseñan a explorar patrones de movimiento, liberando tensiones crónicas y mejorando la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, fortaleciendo así la vía vagal.
Al integrar la conciencia propioceptiva e interoceptiva en tu práctica, no solo estás haciendo ejercicio; estás:
- Regulando tu Sistema Nervioso: Aprendiendo a pasar del estado de «lucha o huida» al de «descanso y digestión».
- Mejorando tu Digestión: Un nervio vago activo favorece un sistema digestivo saludable.
- Calmando tu Mente: Reduciendo la ansiedad y fomentando la claridad mental.
- Fortaleciendo tu Conexión Mente-Cuerpo: Cultivando una comprensión más profunda de ti mismo.
En resumen, el nervio vago es tu aliado interno para la calma. Al traer conciencia a la propiocepción y la interocepción a través del yoga y el movimiento somático, no solo estás moviendo tu cuerpo, estás sintonizando tu sistema nervioso, cultivando una profunda sensación de bienestar y despertando tu capacidad innata para la autorregulación.
¿Te animas a explorar esta conexión y sentir la diferencia en tu cuerpo y mente?

El Cielo que Somos
Un espacio de reconexión interior.
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